Ayer, casi fue igual que antes
Ayer te llamé como tantas veces, de alguna extraña razón el simple hecho de saludarte me hace sentir tranquila y segura, alguna vez ya te había dicho que por ti sería capaz de hacer cualquier cosa, hay tantas lágrimas que hemos derramado juntos, y hay tantas alegrías compartidas que sería injusto restarles importancia.
Tomé el teléfono y comencé a platicarte cosas que nadie más estaría dispuesto a escuchar, tu risa me transmite felicidad, por que yo no puedo desear otra cosa que la felicidad para ti.
Sin embargo, de pronto todo cambió y desperté de aquello que había soñado, me di cuenta de que no era realidad y supe entonces a qué se debía ese dolor intenso.
Por desgracia sigo sin comprenderlo, sin saber en qué momento esa persona que tanto te quiere y que es capaz de cualquier cosa por ti comenzó a merecer el ser considerada como hipócrita.
¿En qué momento fue mejor hacer de lado todo sin volver la vista a lo ocurrido?; Qué tuvo que suceder para que comenzaras a creer que el estar detrás tuyo era para apuñalar tu espalda amigo, si en realidad lo hago para estar allí en el momento que lo necesites sin que tenga que estorbar al estar al lado tuyo, ni creerme más importante como para estar delante de ti, a menos que sea para interponer mi cuerpo si alguien quiere dañarte.
Me cuesta trabajo indagar los motivos, quizá en realidad no exista ninguno, quizás es simple cuestión de madurez, (aunque debo confesarte que siempre pensé que la amistad no envejecía), sin embargo sea lo que sea no deja de doler, con ese dolor sordo que lastima directamente el alma y que deja profundas heridas.
Ya sé, debo parecer una tonta que se contradice sola, hace algunos momentos he dicho que soy capaz de hacer por ti cualquier cosa para que seas feliz, aunque eso quiera decir el perder a uno de mis mejores amigos.
Y es que finalmente es lo que importa, sin embargo me duele cómo ha ocurrido todo y que ni siquiera se me haya dado la oportunidad de conocer tus razones, o conocer de qué se me acusa.
Estoy segura de que en el fondo de tu corazón sabes que lo que digo es cierto, y sé que nunca quisiste herirme con todas esas palabras que escribiste, y sé que no piensas que el tiempo que he pasado contigo fue por hipocresía, yo sé que todo eso lo dices porque también a ti te duele esta separación...o por lo menos eso quiero pensar.
De lo único que estoy segura es que a pesar de todo seguiré esperando, porque eso debemos hacer los hermanos, esperar a que el otro se de cuenta del error. Yo sé que debo haber cometido muchos y si es así perdóname.
Yo sé que nuestro orgullo impide cualquier acercamiento, pero creo que por ahora es lo mejor porque todavía me duelen las palabras y todavía no sé cual es en verdad el sueño o la pesadilla.
lunes, 6 de septiembre de 2010
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