sábado, 1 de marzo de 2008

El recuerdo de quien fuiste

Tal vez, aunque quiera pensar lo contrario, ésta no será la última vez que escriba pensando en tí, porque presiento que de una manera irremediable me seguirás doliendo eternamente; ahora por ser la representación misma de la explicación no dada y del sentimiento herido, quizas después tan sólo como la cicatriz dejada por lo que creí una amistad que marcó mi vida.

La parte de la amistad pueden debatirla con soltura, no pelearé más por defender mis intenciones, finalmente si tú no lo creíste así, la opinión de los otros qué más puede interesarme; pero lo de marcar mi vida nadie podría negarlo; además de mis heridas, dejas en mí los recuerdos más gratos de momentos bellos y acciones maravillosas que atesoraré siempre en mi corazón

Realmente espero poder vivir con la duda, es más, lo más seguro es que no tenga opción, aunque cada vez que pienso en lo que pudo haber sucedido, me pierdo en un sin fin de posibilidades que terminan atacándome sin saber cuál es a la que debo darle credibilidad. Es innegable que en esta vida, de lo único que no careceremos es de ironía, un tanto para mantenernos ocupados y otro poco para que el destino se burle un poco.

Lo anterior es en referencia a que no creo que en nuestros pronósticos hayamos pensado llegar a esto, por lo menos yo no. Me cuesta aceptar lo duro que es crecer, pues por lo visto implica romper con algo; llámese pasado o llámese el corazón de quien nos quiere sinceramente.

Me parece difícil pero mi intención no es ponerme triste, por el contrario es tratar de comenzar a aceptar mi nueva realidad como tú pareces haberlo hecho, al parecer te ha sentado bien el cambio, de alguna manera siempre fue lo que quise ayudarte a ver, la vida es de uno mismo y nadie tiene derecho a negarnos vivirla, y me tranquiliza saberte libre.

Entiendo, fue egoista de mi parte pensar que podía lograr ese cambio en ti, me alegra ver que lo has logrado sin ayuda de nadie, eso es lo que realmente vale. ¿Me hubiera gustado vivirlo a tu lado? Por supuesto, pero me consuela que lo hayas consumado.

Me cansé de sentir terror al pensar si esto fue justo o no; si lo merecía o no; si fue mi culpa o no; si realmente existió una razón, me cansé de que me doliera que preguntaran por tí y no poder contestar porque simplemente ya no sabía nada. Decidí entonces conservar el recuerdo de lo que fuimos y olvidar lo que pensamos que siempre seríamos porque eso me estaba haciendo demasiado daño.

Ahora, ya lo ves, te escribo no por primera y seguramente tampoco por última vez, porque decido también que aunque tal vez el olvido total te complacería y aliviaría la conciencia de cualquiera, en mi caso escojo preservar tu recuerdo en mi memoria, el recuerdo de los maravillosos momentos que pasamos.

Elijo también que mi vida marque para siempre con cada latido de mi corazón la memoria de las tardes de café y de risas, de cigarros y humo escondidos, de alcohol envenenado por las lágrimas de nuestros dolores que aunque profundos, eran aminorados por la grata compañía que me brindabas y por la eterna promesa jamás pronunciada (pues nunca lo creímos necesario) de no romper jamás nuestra amistad.

Esos recuerdos serán el lugar recurrente y preferido que elija mi mente para descansar de las penas de la vida que por lo visto cada vez será más dura; pero sólo eso , mis recuerdos, los mismos que a pesar de todo nadie podrá arrebatarme. Esta es mi manera de despedirme de tí, de aquella persona que fuiste, a quien tanto quise y a quien de verdad nunca dejaré de extrañar.


Por lo visto siempre hay una cancion ya escrita para todo y ésta es la que viene a mi mente.

La rosa de los vientos

Sí siembras una ilusión
Y la riegas con tu amor
Y el agua de la constancia
Brotará en ti una flor
Y su aroma y su calor
Te arroparán cuando todo anda mal.

Sí siembras un ideal
En la tierra del quizás
Y lo abonas con la envidia
Será imposible arrancar.
La maldad
De tu alma si en ella echó raíz.

Y que mi luz te acompañe
Pues la vida es un jardín
Donde lo bueno y lo malo
Se confunden y es humano
No siempre saber elegir.

Y sí te sientes perdido
Con tus ojos nos has de ver.
Hazlo con los de tu alma
Y encontrarás la calma
Tu rosa de los vientos seré.

Sí siembras una amistad
Con mimo plántala
Y abónala con paciencia
Pódala con la verdad
Y transplántala con fe
Pues necesita bien poder crecer

Sí te embriagas de pasión
Y no enfrías tu corazón
Tartamudearán tus sentidos y quizás

Hablará sólo el calor y no la razón
Es sabio contar hasta diez.

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