martes, 19 de febrero de 2008

La intransigencia cultural o "Si tienes hijos que los cuide tu mamá"



En alusión al blog http://www.hekshart.blogspot.com/ entrada del 17 de febrero.



Mi primera entrada del año...podría tratar de poner al corriente de mi vida y obra a mis distinguidos lectores, pero por desgracia sospecho con bases sólidas que en realidad no existen. Además en caso de que algún despistado o despistada pasara por aquí, tal vez notará que mi carencia de entradas se debe a una terrible acumulación de apatía.
Sin embargo esta vez, y sólo por esta ocasión escribiré tratando de ser clara y concisa, y es que la situación realmente lo amerita, pues supongo que dejarlo pasar sería negligente incluso para mí en este momento en donde la acedía gobierna mis actos.
Y es que sin sospecharlo, el sábado por la mañana ocurría un extraño y engañoso evento en alguna parte del centro de la bella Ciudad de Oaxaca, en el cual se puso de manifiesto que en cuestión de desarrollo y apertura mental nos falta muchísimo, y después nos preguntamos por qué Oaxaca está en los últimos niveles de educación o desarrollo.
Me atrevo a afirmar lo anterior, puesto que incluso en los recintos en donde se supondría que se pudiera hallar mayor grado de desarrollo intelectual (con todo lo que ello implica, desde inteligencia, sensibilidad e incluso respeto)como lo son los museos, se vivió un vergonzoso caso en donde a una estudiante que a su vez es madre de una niña de 6 años, se le impidió la entrada al diplomado que cursa en un famoso museo (El de los pintores), pues según le explicaron, había una nueva disposición en la que se prohibía el acceso de los niños a dicha sala del museo.
Supongo que pueden pensarse en tres mil razones para que la directiva de un museo llegara a una resolución tan absoluta como negarle el acceso a un niño, algunas de ellas podría ser que pues las clases están pensadas para adultos, que la niña distrae a los facilitadores o a los alumnos, que se ponen en peligro las obras expuestas o simplemente que las instalaciones no son seguras...no sé las otras 2996. Es decir que cualquier persona con tres dedos de frente o tantito sentido común puede incluso buscar una explicación acertiva para justificar tan impositiva decisión, y más tratándose de quien se jacta de dirigir un museo.
Pero siguiendo la tradición de no medir las consecuencias de nuestras palabras y escupir lo primero que se viene a nuestra mente (hay quienes no conocen nada sobre relaciones humanas), sucedió que la explicación que se le dio a la madre en cuestión, fue simplemente que pues las estudiantes que también son madres tienen que aprender a organizarse.
Según el relato que me hizo la parte ofendida, la subdirectora del museo fue quien le pidió que se organizará y comenzó a darle sugerencias tan innovadoras como la siguiente que de entre toda la sarta de tonterías me pareció aberrante en exceso...-¿Por qué no le dices a tu mamá que te cuide a la niña?-. Justo después de esto me gustaría realmente colocar el típico "jaja" de la risa sarcástica...pero ni siquiera eso...me cuesta el sarcasmo ante tal estupidez.
Es decir, me encanta que la mujer tratara de arreglar la incómoda situación mediante argumentos y consejos propios de alguien surgido de una sociedad intolerante y ridículamente atrasada, supongo que no se enteró que los tiempos en que una mujer tenía que decidir entre ser madre o profesionista ya fueron aunque gente como ella trate de revivirlos.
Y aunque suene a exageración de mi parte, creo que este comportamiento no se aleja mucho de ese extremo caso, es como decir que si aspiras a poder estudiar algo más, tienes que olvidarte dos horas o lo que dure de tu papel o rol de madre. Resulta ahora que los nuevos estándares educativos plantean pues el desarrollo de una mujer u hombre, a costa de la convivencia con los hijos. Es decir que es más saludable y aceptado alguien que para desarrollarse individualmente deje a su hijo frente al televisor o computadora o al cuidado de alguien más (que a veces puede ser peor), antes que tratar de preservar la convivencia en fin de semana.
Hablemos además de que la presencia de la niña en dicho curso no es constante, y que la niña no es un ser irracional incapaz de mantener el orden cuando se le pide, incluso, mencionemos que su madre no es para nada una inconsciente que se haga tonta si nota que su hija interrumpe la clase.
¿Y por qué no?, hablemos también de que en último de los casos el único problema está en la falta de ética o simplemente de acertividad...tal vez sea cierto que existan mil razones válidas para que una niña no entre a un diplomado, pero también lo es el hecho de que la manera en la que la subdirectora del museo trató el asunto, fue por demás estúpida, porque el método fue hiriente y por demás inapropiado y la única causa de que eso siga ocurriendo en pleno 2008 es porque no estamos acostumbrados a alzar la voz.
Definitivamente, comprendo a HeksHart que es la verdadera protagonista de la historia, porque también he sido marcada por mi mala costumbre de no callarme lo que me molesta y que considero injusto, por hacerle notar a la gente sus errores y he sido señalada por aceptar los míos, porque dentro del círculo de las apariencias, el peor delito es no rendir pleitesía a quien antes de mencionar su nombre escupe su curriculum.
Es probable que mis costumbres chilangas y mi marcado afán por jamás sentirme lamebotas, sean las principales causas de que me sienta tan extraña conviviendo en una sociedad como ésta, capaz de linchar y condenar a las personas por motivos completamente triviales y estúpidos (a mi parecer, tales como divorcios, amistades sinceras)y capaces de ensalzar, otorgar un trato distintivo y solapar a quienes cometen actos tan sospechosos y terribles como los ya relatados.
No lo entiendo como tantas otras cosas en la vida, trato de no juzgar pero me afecta el saberme inmersa entre personas que serían capaces de colocar letreros diciendo "Se prohibe la entrada con alimentos, mascotas o niños", y luego vanagloriarse de estar aportando algo a la cultura del estado.
Tal vez deberíamos dejar de pensar que cultura sólo se refiere al arte y la capacidad que alguien tenga de montar una exposición, la cultura empieza en la manera en la que tratamos a los demás y la formación ética que podamos demostrar. De qué le serviría conseguir toda la obra de Tamayo, o prestar las instalaciones de un museo para un diplomado, si ni siquiera sería capaz de sensibilizarse o argumentar mejor sus arbitrarias decisiones, y ya no se diga porque es madre y mujer, sino por mantener si quiera el prestigio de la institución que representa.
He aquí una prueba más de que nos falta mucho camino que recorrer educacionalmente, nos falta entendernos más como individuos para poder exigir como sociedad. Ni siquiera podemos presumir de comprender o empatizar con los demás, tal vez para quien no tenga mucho contacto con la gente se pueda justificar, pero no para la subdirectora de un museo, fuente cultural del estado.
En realidad no la conozco y tampoco me interesa, pero por si las dudas le dejo este consejito: "Señora Emperatriz, antes de tomar decisiones hay que pensar en las consecuencias, después pensar en cómo sustentarla y cómo decirlo, lo mejor es hacerlo de manera menos hiriente...debe creerme cuando le digo que todo esto hubiera podido evitarse avisando un día antes sin exhibir a nadie, y menos cuando no tenía muy claro el asunto".
Les remito al blog de HeksHart en donde narra los detalles de lo ocurrido...qué mejor que ir a la fuente del problema.


Karlota

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