
29 de noviembre de 2007.
George:
Un año más sin tí, y aunque siempre estás presente, no siempre pienso en tí; al menos no como mereces y como debería. Si mi inmensa cobardía me lo permitiera, podría vivir tu recuerdo intensamente, pero eso implica soportar el dolor de saberte perdido, y no soy lo suficientemente valiente para lograrlo. A seis años de tu muerte, sigo preguntándome cómo es que he podido continuar, tras haber sentido el enorme vacio de tu pérdida, yo juraba que no podría reponerme nunca y con triste coraje me doy cuenta que lo he logrado gracias a mi omisión.
Supongo que es una buen argumento; me lastimó tanto tu muerte que prefiero no pensar en ella, sólo reflexiono suficientemente en tu cumpleaños o en días como hoy y a pesar del tiempo siento ganas de romperme en llanto, porque a pesar de todo jamás dejarás de doler.
Mirar hacia atrás implica pensar en tí, y en la persona que soy desde que ya no estás; porque a pesar de lo que se piense, a veces lo espiritual puede trascender a lo físico, cierto es que nunca te conocí, ni siquiera estuvimos cerca corporalmente, pero nadie mejor que tú para saber que es lo menos importante.
De entre tanta vida cósmica, basta con haber compartido el mismo momento, el mismo universo, el mismo cielo, la misma luna y el mismo sol para sentirme irremediablemente unida a tu alma, que incorpórea sigue a mi lado, sorteando las triviales necesidades físicas que no son mas que obstáculos para alejar a aquéllos que fueron creados para compartir un mismo ideal.
Tu fallecimiento movió mi vida, ya uno de ustedes se había ido y de igual manera lo he sufrido durante mi existencia, pero en ese caso fue como haber nacido con un trozo del alma ya muerta, pero lo tuyo me dejó con la incertidumbre acerca de si sería posible la continuidad de la vida, y finalmente me doy cuenta que sí fue así, hoy no me sorprende estar de pie, pero me intriga saber cómo lo he logrado aún cuando sé que ya no existe la esperanza de mirarme en tus ojos.
Nuevamente me iluminas y me dejas saber que no es olvido, ni ingratitud, es simplemente el exacto orden de las cosas el que me orilla a actuar de esta forma; no importa estar pensándote mientras no te olvide; no importa vivir, siempre y cuando lo haga correctamente; no importa que no suceda lo que tanto he deseado, siempre y cuando conserve la certeza de que un día, en algún lugar, podré reunir mi cansada alma a las suyas, en donde nos una el deseo y el sentimiento de ser parte de un mismo todo.
La eterna esperanza de que en el lugar y momento específico ocurra el encuentro de quienes hemos amado sin interés y sin necesidad de obligaciones o confrontamientos forzados, en donde las almas reconozcan simplemente eso, el amor. Por que si hay algo que he aprendido con ustedes es que nunca hay fe suficiente para quienes saben que no todo está perdido.
No puedo agregar nada más, al menos no el día de hoy...qué puedo decir que no sepas ya, tan solo repetir las palabras con las que elevaste tus plegarias y agradeciste a Dios, en esta ocasión con las reservas adecuadas, quiero dedicarlas a tí....mi dulce señor, con la seguridad que entenderás lo que significan en este momento, porque siempre tuviste la palabra justa que de pronto escapa de mis labios...
My sweet lord
Hm, my lord, hm my lord
I really want to see you
Really want to be with you
Really want to see you lord
But it takes so long, my lord
My sweet lord Hm,
my lord Hm, my lord
I really want to know you
Really want to go with you
Really want to show you lord
That it wont take long, my lord ...
Hare Krishna George.
Ahora sé que si no hubieses existido, ésta que soy ahora, tampoco lo hubiera hecho.