Decir que estoy harta no va muy bien ni con la educación y sería una manera terrible de descargar mi frustración, sin hacer justicia a las cosas que si bien no son como lo esperaba, por lo menos me han permitido mantenerme ocupada y han hecho mi existencia menos pesada. Después de que toda la semana estuve completamente fuera de mí pensando en lo que pudo ser y no es; en lo que quiero y no puedo; y en lo que me gustaría y no me atrevo...finalmente decidí sacudirme y seguir adelante con nueva visión.
De repente son tantas cosas las que debo resolver, que tampoco me convierten en martir pero sí en alguien desesperado. Ya antes he dicho que el hartazgo no es digno de mí, pero sí el hastío. Cada vez esmás evidente que estoy completamente fuera de lugar, he tratado de aparentar desde que regresé pero ya no doy más; de pronto la burbuja que construí para cifrar mi vida ha sido rota por algo que tarde o temprano debía suceder; decidí dejar de engañarme.
He esperado mucho de seres ajenos que en realidad ni siquiera me toman en cuenta; he cimentado mis valores en amistades que de buenas a primeras me dan la espalda en cuanto vuelvo atener un proyecto de vida y finalmente convivo con seres infinitamente lejanos a mí.
Son tan lejanos que ya no puedo seguir fingiendo interés en sus pláticas; me he sumergido en un círculo de presunción injustificada, de traiciones de quienes presumen amistad; de personas de mi edad que no son más que ignorantes; no presumo ser una eminencia en ningún punto, sólo afirmo que somos idiotas en distintos sentidos.
Creo que tengo derecho a juntarme con imbéciles de mi misma calaña; ese es el derecho más honroso a la estupidez; pero no me pidan que siga fingiendo no darme cuenta de sus tontas presunciones y de sus miserables aspiraciones que no van más allá de su naríz. Por desgracia, la ciudad te maltrata, te duele, te mata un pedazo... pero aminora la soberbia o por lo menos te permita saber de qué lado de la mediocridad te mueves.
Esta semana esperé respuestas, no las encontré ni en aquéllos a quienes las pedí con lastimeras lágrimas y acongojadas confesiones; con turbadas frases y humildes saludos...sólo hay dos personas frente a las que me permito ese tipo de debilidad y yo soy una de ellas; espero aún mi resolución, pues el otro personaje decidió cambiar el tema, dejando en claro la relevancia, aunque, ¿qué puedo pedir ante quienes tampoco tienen idea de nada?...simplemente volveré a callar...
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