lunes, 18 de junio de 2007

Reflexiones ensimismadas

¿Y qué me queda ahora de los tiempos en que el dolor era una constante en mi vida?; cuando respirar era tan solo el impulso que por inercia mi cuerpo realizaba, para poder sobrevivir al lacerante recuerdo de aquello que nunca acepté merecer.

¿Qué ocurrió con cada una de las lágrimas derramadas a cada latido del corazón?, Será acaso que no fue más que la obscura pesadilla de la vida de una persona tan ajena ,que ni siquiera hoy puedo reconocer. Aquél mismo ser desconocio que habitó mi cuerpo aprovechando la debilidad de mis propios instintos, se desvanece poco a poco en mi memoria sin atreverse si quiera a dar la cara.

Aún hoy su cobardía continúa latente, atenuada tan solo por el miedo que siento de volver a vivirlo, aunque sea sólo en mi recuerdo.